En Japón tienen una palabra preciosa para definir eso que hace que nos levantemos cada mañana, nuestro motor en la vida, Ikigai.
El Ikigai es el para qué, algo súper personal, que no se elige, sino que se siente buscando dentro de ti con sinceridad.
Puede ir cambiando, ampliándose con las nuevas experiencias, puliéndose a medida que vamos adquiriendo nuevas responsabilidades. Lo que no cambia es que es una energÃa que nos empuja a seguir adelante.
¿Por qué a veces no tenemos claro nuestro destino?
Sin embargo, hay dÃas en los que sentimos que la vida pasa sin darnos cuenta, que la rutina se va comiendo nuestras ilusiones y esperanzas, esas que tenÃamos cuando éramos muy jóvenes y tenÃamos la vida entera para nosotros.
Quizá perdimos el control porque cantos de sirena nos llevaron a otras latitudes.
Quizá obligaciones nos separaron del mapa del tesoro.
Sin embargo, en la mayorÃa de los casos lo que sucedió es que el mapa no tenÃa una X clara.
Viajábamos sin saber si nuestro destino se encontraba al norte, al sur, al este o al oeste.
Y asÃ, es fácil sentir tentación por los cantos de sirena y dejar que las obligaciones pasen por encima como olas enormes que hunden el barco cada dÃa un poco más.
No tenemos costumbre de preguntarnos por nuestros gustos, ilusiones, valores, prioridades u objetivos en la vida.
Llegamos a la madurez sin conocernos en profundidad y lo más importante, sin saber qué es lo que nos mueve, lo que nos hace levantarnos cada dÃa, el por qué de nuestra vida.
Pregúntate
¿Qué cosas te hacen feliz?
¿Que serÃa lo que más te gustarÃa que te sucediera en la vida?
¿Qué te hace sacar una sonrisa con solo pensarlo?